En una mirada esquiva,
la seriedad de un anhelo
propongo.
Qué es llorar sino un movimiento purificador
que despide al alma infecta,
compleja fiebre de lo intangible.
A veces se me cruza un llanto incomprensible
anudador de mi garganta y
entonces ella solicita que
los ojos desapriete
Pero ¿Cómo proceder
si aquellos ayes cara
al público hicieron
ademán de presentarse?
Ahogarse en los salados ojos,
hacia dentro, y que del pecho
enorme boca emerja,
clamando al fin,
silencio.
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