Y cuando fumaba mi última calada le dije:
¿Lo ves?
Parece el sol despertando al alba, o su refulgir ya tenue al escaparse.
¿Lo oyes? Parece el
agua cristalina tropezando con el rompeolas y dejando su rumor de espumas.
¿Lo sientes? Es mi corazón palpitando, es mi dolor
ahuyentado solo al verla. Es mi vida en un suspiro. Es todo por lo que lucharía
hasta morir, lo único que vale la pena eternamente.
¿Pero, qué tengo que
ver, que tengo que sentir, que tengo que oír, qué es?
Y la rodeé por su cintura y giré tímidamente nuestros
cuerpos hacia el espejo:
Es tu sonrisa
que me alivia. Son tus ojos verdes que me dan seguridad. Eres tú. Solo tú…