Atardece simplemente, y el sol resbala hacia otro lado,
Emerge la luna aún algo dormida, algo pausada y de su mano el tinto de la tierra,
Cae la madrugada, suena el silencio, me estremecen sus crujidos y
Tus ojos felinos, aparecidos del silencio,
Escuchémoslo, no digamos nada,
Que nos cuente, de tu y yo,
El palpitar, la respiración entrecortada, el nosotros al fin y al cabo,
Desde el ocaso hasta el alba...
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