lunes, 21 de diciembre de 2015

Charlotte.

Yo no se quien es Charlotte, lo reconozco. Podría ser todas, o podría ser concretamente una. Charlotte quizá sea el amor de mi vida, es una posibilidad entre tantas. A lo mejor Charlotte es un paso efímero por mi vida en algún futuro. ¿Que estará haciendo Charlotte ahora? Esa de tantas, ella en concreto. Quizá duerma una pequeña siesta o su huso horario sea diferente al mío. Quien puede afirmarme si ella es la más rica de su ciudad o una de las más pobres de su país. Yo no se quien es Charlotte, como ya he dicho, no me creo capaz de definirla si quiera. Charlotte podría ser rubia o pelirroja. Blanca, negra, asiática... A lo mejor es activista y lucha por sus causas, o quizá está centrada en un proyecto. Puede que Charlotte aun sea muy joven, y me queden tantos años para encontrarla. Hay las mismas posibilidades, una entre cuatro, de que me la encuentre en las diversas estaciones. Que angustia me hace el pensar que nunca me encuentre o nos topemos de casualidad. Se necesitan una serie de circunstancias para que nos encontremos, o eso creo, aunque yo esté predispuesto. Pienso en Charlotte y me sobreviene una esencia, no es cuerpo aún para mi mente, pero podría acaso imaginarla. A lo mejor Charlotte ya ha muerto, y nuestro tiempo había divergido sin que fuéramos parte de la decisión. A lo mejor he muerto y ella continúa buscando a lo largo del siglo venidero. ¿Tendrá Charlotte el pelo rizado? ¡Cómo voy a saberlo, amigos! Me queda una última pregunta, aunque la sucesión de preguntas en el hombre durante su vida se torne infinita: ¿Por qué Charlotte? ¡Qué mas dará! Charlotte es un nombre como otro cualquiera, genérico y que sirve para que socialmente nos identifiquemos. Yo espero que Charlotte me saque una sonrisa cuando lo necesite, y me devuelva a la realidad cuando esté equivocado, yo quiero querer a Charlotte del mismo modo que ella me quiera a mí, con equilibrio. El amor sin eso es un vicio en las personas, no pienso pedir comportamientos obsesivos hacia mi persona. No tengo idea de si cuando me tome un café esta tarde veré a Charlotte de pasada y nunca mas la encuentre porque era tan solo un viaje de familia. Yo quiero a Charlotte: ¡Se llame como se llame! Pero aunque exista, puede que nunca la encuentre. ¿Y qué? Yo no necesito a Charlotte, a mi Charlotte, con el nombre que tenga. Yo me necesito a mi. Si yo no fuera yo para mi, como Charlotte es para ella ``yo`` sin el nombre de Charlotte... Yo no tendría ni una posibilidad de encontrarme con Charlotte. Yo quiero a Charlotte, se llame como se llame. Pero no voy a buscarla, Charlotte es alguien que debe sobrevenir a las circunstancias, si es que puede, pues se que Charlotte tampoco me ha estado buscando...


                         Adiós, Charlotte.

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