Y de repente
articulaba en sus labios una idea pobre, carente de pensamiento y, aunque no lo
pudiera entrever, nada humilde: ``Eso es como todo`` musitó a su receptor,
segundos antes emisor de una realidad social que le afectaba directamente y le atacaba cada noche en
ansiosa preocupación al conciliar un sueño de baja calidad. Y este receptor,
algunos segundos atrás emisor, como ya he dicho, hizo una mueca dolorida,
revestida de disimulo y algo de estupefacción. Y el receptor de aquella, antes
emisor pero, al principio, ya saben, receptor de una realidad social que no ha
de ser (aunque pudiera) aquí mentada, diose
cuenta de que el dolor de aquella mueca había sido, antes de si misma, ya
justificada; diose cuenta de que el filósofo tenía razón.
No hay comentarios:
Publicar un comentario