martes, 15 de octubre de 2013

Alma luctuosa.

Las lágrimas caen sobre ella y no se reconocen. El pelo al aire y su corazón al cielo, pues no palpita nada dentro, un vacío repentino que me asombra y desequilibra mentalmente. Las venas de mi frente muestran una rabia interna, una cárcel propia de la que, en ocasiones, no se puede escapar. El tiempo se paraliza y mi mirada foránea busca algo inexpugnable. Algo que tenía en mis brazos durante esta eternidad imposible. Durante un sueño nada duradero donde un alma que quisiste te visita.

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