domingo, 23 de septiembre de 2012

El Yo de sin tí.

Mientras te recuerdo en este insomio insoportable que me ataca cada día. Arrancándome de soñar contigo para pensar en si hice mal en atreverme. Pensando en aquel día en que la poca sombra que quedaba se esfumó sin dejar ni rastro de mí. Pues mi alma marchó contigo. No hay remedio para este mortificado, que sentado sobre la cama recoge recuerdos que a veces le emocionan y otras le enrabian. Es frustante pensar en tí. Sí. Es frustrante no poder quemarte en mi mente como fotos que se derriten a trozos en la chimenea que encendí y que combustiona mi alma. Ya no recuerdo tu figura. Se me han olvidado los tonos de tu susurro. Pero jamás podré olvidarte. Porque el yo de sin tí se alimenta de verte cada día como el último, como el primero. Aunque solo sea un leve recuerdo de lo que jamás pudimos vivir. Y ahora bien, dime: ¿Por que me quedé aquí sólo? ¿Dónde estás?

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