Canta a la condena
de un amor incontestable
éste verso desdichado
y con la pólvora de los licores
asume detonarse la memoria,
en un gesto temporal
teniendo que callar la puta boca
aun a sabiendas
que la Ley de su deseo
gritar desde dentro quisiere
y hacer rabia en sus nudillos
contra los muros
de una ciudad que
nunca fue culpable
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